POEMAS

Luis de Gongora 

A LOS CIELOS 

¡ oh niebla del estado mas sereno,
furia infernal, serpiente mal nacida!
¡ oh ponzoñosa víbora escondida 
de verde prado en oloroso seno! 

¡ oh entre néctar de amor mortal veneno,
Que en vaso de cristal quitas la vida !
¡ oh espada sobre mi pelo asida, 
de la amorosa espuela duro freno! 

¡ oh celo , del favor verdugo entero!,
vuélvete al lugar triste donde estabas ,
O al reino ( si allá cabes ) del espanto ;

mas no cabras allá que pues ha tanto
Que comes de ti mesmo y no te acabas , mayor debes de ser que el mismo infierno. 

GUERRA ME HACEN DOS CUIDADOS .

Guerra me hacen dos cuidados 
de contrarios accidentes:
uno de males presentes,
otro de bienes pasados,
en la memoria cebados,
voraz símil cada cual 
del buitre ha sido, infernal,
cuyo insaciable desdén 
plumas ha vestido al bien,
garras ha prestado al mal.

CONTRA LOS MISMOS .

¡ oh jurisprudencia!¡ cual 
por esos lados he visto
con puentecilla un mixto 
de medico y colegial!
peticiones a real hace de su misma mano,
y, cual si fuera Ulpiano, 
informaciones a tres ,
y aun con esto dicen que es 
carisimo en cristo hermano .

LOS RAYOS LE CUENTA AL SOL.

Los rayos le cuenta al sol 
con un pie de marfil
la bella Jacinta, un día 
que por mi dicha la vi 
en la verde orilla 
del Guadalquivir .


ENVIANDO DOS CONCEJOS A UNA MONJA PARIENTA SUYA 

Dos concejos , prima mía,
envió a vuestra merced ,
como aquel que los envía;
hagaseles este día 
en vuestra celda el entierro,
por que por dicha o por yerro 
mudéis, señora, de estilo ,
que si mata red de hilo ,
bien matara red de hierro .

TODO SE MURMURA 

Todo se murmura,
y la culpa toda 
tiene, la malicia,
fondo de invidiosa .
luce un caballero
con hacienda poca ;
anda otro, mas rico,
su persona sola.
Riese los dos 
la Razón les sobra 
de que el uno gaste,
de que el otro esconda.
Riese la zorra,
burlase la mona ,
de que le falte cola,
de que le sobre cola.

EN DOS LUCIENTES ESTRELLAS .

En dos lucientes estrellas,
y estrellas de rayos negros,
dividido he visto el sol
en breve espacio de cielo;
el luciente oficio hacen,
de las estrellas de venus,
las mañanas , como el alba, 
las noches ,como el lucero.
las formas perfilan de oro,
milagrosamente haciendo,
no las bellezas,obscuras ,
sino los obscuros, bellos;
cuyos rayos para el
son las llaves de su puerto,
si tiene puertos un mar
que es todo golfo y estrechos.
pero no son tan piadosos,
aunque si lo son , pues vemos 
que visten rayos de luto 
por cuantas vidas han muerto. 


NI ESTE MONTE NI ESTE AIRE NI ESTE FRIÓ. 

Ni este monte, ni este aire, ni este frió
corre fiera,vuelta ave .pece nada,
de quien con atención no sea escuchada 
la triste voz del triste llanto mio ;

y aunque en la fuerza sea,  del estío,
al viento mi querella encomendada ,
cuando a cada cual de ellos mas le agrada 
fresca cueva , árbol verde arroyo frió,

a compasión movidos de mi llanto ,
dejan la sombra , el ramo , y la hondura, 
cual ya por escuchar el dulce canto 

de aquel que, de Estrimon en la espesura,
los suspendía cien mil veces. ¡ Tanto 
puede mi mal , y pudo su dulzura!


RAYA,DORADO SOL, ORNA Y COLORA.

Raya, dorado sol , orna y colora
de alto monto la lozana cumbre,
sigue con agradable mansedumbre 
el rojo paso de la blanca Aurora;

suelta la rienda a Favonio y Flora,
y usando al esparcir tu nueva lumbre 
tu generoso oficio y real costumbre,
el mar argenta , las campañas doras ,

para que de esta vega el campo raso
borde, saliendo Flerida , de flores;
mas si no hubiese de salir acaso 

ni el monte rayes , ornes ni colores ,
ni sigas de la aurora el rojo paso,
ni el mar argentes ni los campos dolores .

CUAL PARECE AL ROMPER DE LA MAÑANA .

Cual parece al romper de la mañana 
aljófar blanco sobre frescas rosas ,
o cual por manos hechas artificiosas 
bordadura de perlas sobre grana,
 
tales e mi pastora soberana 
parecían las lagrimas hermosas
sobre las dos mejillas milagrosas ,
de quien mezcladas leche y sangre mana ,

lanzando a vueltas de su tierno llanto 
un ardiente suspiro de su pecho ,
tal que el mas duro canto enterneciera:

si enterneciera bastara un duro canto,
mirad que habrá con un corazón hecho ,
que al llanto y al suspiro fue donde de cera.


FRANCISCO DE QUEVEDO.


Amor constante más allá de la muerte

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día;
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no de esa otra parte en la ribera
dejará la memoria, en donde ardía;
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas, que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

A una dama bizca y hermosa

Si a una parte miraran solamente
vuestros ojos, ¿cuál parte no abrasaran?
Y si a diversas partes no miraran,
se helaran el ocaso o el Oriente.

El mirar zambo y zurdo es delincuente;
vuestras luces izquierdas lo declaran,
pues con mira engañosa nos disparan
facinerosa luz, dulce y ardiente.

Lo que no miran ven, y son despojos
suyos cuantos los ven, y su conquista
da a alma tantos premios como enojos.

¿Qué ley, pues, mover pudo al mal jurista
a que, siendo monarcas los dos ojos,
los llamase vizcondes de la vista?

Definición de amor

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.

Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo.

Miré los muros de la patria mía

Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.

Salíme al campo; vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa; vi que, amancillada,
de anciana habitación era despojos;
mi báculo, más corvo y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.

Fue sueño ayer

Fue sueño ayer, mañana será tierra.
¡Poco antes nada, y poco después humo!
¡Y destino ambiciones, y presumo
apenas punto al cerco que me cierra!

Breve combate de importuna guerra,
en mi defensa, soy peligro sumo,
y mientras con mis armas me consumo,
menos me hospeda el cuerpo que me entierra.

Ya no es ayer, mañana no ha llegado;
hoy pasa y es y fue, con movimiento
que a la muerte me lleva despeñado.

Azadas son la hora y el momento
que a jornal de mi pena y mi cuidado
cavan en mi vivir mi monumento.

A una rosa

Ayer naciste, y morirás mañana.
Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?
¿Para vivir tan poco estás lucida,
y para no ser nada estás lozana?

Si te engañó su hermosura vana,
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.

Cuando te corte la robusta mano,
ley de la agricultura permitida,
grosero aliento acabará tu suerte.

No salgas, que te aguarda algún tirano;
dilata tu nacer para tu vida,
que anticipas tu ser para tu muerte.

A un avariento

En aqueste enterramiento
humilde, pobre y mezquino,
yace envuelto en oro fino
un hombre rico avariento.

Murió con cien mil dolores
sin poderlo remediar,
tan sólo por no gastar
ni aun gasta malos humores.

Soneto amoroso

A fugitivas sombras doy abrazos;
en los sueños se cansa el alma mía;
paso luchando a solas noche y día
con un trasgo que traigo entre mis brazos.

Cuando le quiero más ceñir con lazos,
y viendo mi sudor, se me desvía,
vuelvo con nueva fuerza a mi porfía,
y temas con amor me hacen pedazos.

Voyme a vengar en una imagen vana
que no se aparta de los ojos míos;
búrlame, y de burlarme corre ufana.

Empiézola a seguir, fáltanme bríos;
y como de alcanzarla tengo gana,
hago correr tras ella el llanto en ríos.




Poderoso caballero es Don Dinero

Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Pues al natural destierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.


A un hombre de gran nariz

Érase un hombre a una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado;

Era un reloj de sol mal encarado.
Érase un elefante boca arriba,
Érase una nariz sayón y escriba,
Un Ovidio Nasón mal narigado.

Érase el espolón de una galera,
Érase una pirámide de Egito,
Los doce tribus de narices era;

Érase un naricísimo infinito,
Frisón archinariz, caratulera,
Sabañón garrafal morado y frito.



 

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